martes, 11 de mayo de 2010

martes, noviembre 23, 2004 Recordando la fuerza oculta

Continuando con la goma de borrar en mano, es preciso matizar el hecho de lo que desdibujarse en si significa. Cuando llevas toda una vida conviviendo contigo mismo, puedes apreciar como en lo tocante a la personalidad, o te defines o te dejas definir. A buen seguro todos hemos podido observar en alguna ocasión que somos personas distintas en función de quién tenemos delante, no nos comportamos del mismo modo con los padres, en el trabajo o cuando estamos de fiesta con los amigos. También somos disintas personas ante situaciones diferentes. La cuestión es que somos todos esos yoes y ninguno al mismo tiempo. Como descubrir en esa tesitura quienes somos realmente?
Cuando guardo silencio, miles de imagenes pasan por mi mente, muchas de ellas son recuerdos grabados a piedra y fuego. Momentos que marcaron una directriz importante en mi vida o dejaron patente el modo en el que una persona puede sobrepasar sus propios límites. Esos recuerdos me recuerdan que cosas tienen sentido en mi vida, que cosas me hicieron sentir viva, por qué cosas me mereció la pena luchar y sacrificarme, momentos de superación, de enfrentarse a miedos desconocidos, asumir riesgos... pero a veces olvidamos todo eso y nos consumimos en el papel que los "grandes conocedores " se hacen de nosotros aprovechando el mas minimo descuido. Desde luego es responsabilidad nuestra proteger la imagen que tenemos de nosotros mismos, cuidarla, respetarla, porque en nuestra relación con el mundo, las palabras tienen muy poco valor y nuestros actos son la unica ventana al mundo válida para nuestro autentico ser. Así que juzgando un poco incluso mis propias palabras, debería ser consecuente y matizar que la imagen que los demás se forman de nosotros es en gran medida debida a lo que nosotros reflejamos a través de nuestras acciones. Y esas acciones son importantes porque cuando hablamos de nosotros mismos la energía de esos recuerdos de momentos de superación se evapora como lagrimas al sol. Por eso creo que hay que ser muy cuidadoso con los recuerdos, dejarlos estar, recordarlos simplemente y conservarlos celosamente como nuestro pequeño tesoro, como la fuente de la que podemos beber en momentos de sequía... si queremos hablar de nosotros mismos deberíamos ser conscientes de que una imagen vale más que mil palabras y de que una acción refleja más que mil imagenes.

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